viernes, 28 de febrero de 2014

¿Con qué colores vestirte para una entrevista de trabajo?


Un estudio de CareerBuilder asegura que el mejor color es el azul y el peor el naranja.
Negro, azul y marrón son colores que transmiten profesionalidad.
El negro denota liderazgo y el azul transmite gran capacidad de trabajo en equipo.
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Escoger el atuendo adecuado para una entrevista laboral no siempre es fácil y depende de muchos factores, en cualquier caso, vestirse bien es fundamental para causar una buena primera impresión. Lo que nos ponemos dice mucho de quiénes somos, no sólo las prendas sino también y muy especialmente sus colores.

Una encuesta de la empresa CareerBuilder, el mayor portal web de empleo en Estados Unidos, se ha centrado en estudiar qué dicen los colores de la ropa de una persona candidata a un puesto de trabajo, según las respuestas de los más de 2.000 seleccionadores encuestados.

Para los equipos de recursos humanos de las compañías, el mejor color que puede vestir un candidato es el azul, con un 25%, seguido del negro con un 15%.

Por el contrario, el naranja encabeza el ranking de los peores colores con los que vestirse para ir a una entrevista de trabajo, con un 25%.

Para muchos responsables de selección, según el informe, el negro, azul y marrón son colores que transmiten profesionalidad. Además, el negro denota liderazgo y el azul gran capacidad de trabajo en equipo.

Los que visten de gris transmiten sentido de la lógica y el análisis, mientras que a los candidatos que van vestidos de blanco se les presume ser más organizados. El rojo es un color que denota poder y fuerza y los colores vivos como el verde, el violeta, el amarillo o el naranja están asociados con los perfiles laborales más creativos.

martes, 25 de febrero de 2014

Préstamos a Corto Plazo


En muchas ocasiones, no podemos hacer algo que verdaderamente queremos por falta de dinero y eso puede llegar a agobiar a muchos de nosotros. Sin embargo existen diferentes formas para poder solucionar esta situación sin tener que complicarse mucho la vida. En la mayoría los casos sólo necesitamos un pequeño empujón económico para llegar a final de mes o hasta recibir nuestro salario, por ello se pueden pedir un adelanto de dinero en forma de préstamo a corto plazo. Si usted está interesado en solicitar uno de estos préstamos, entonces le recomendamos que lea la siguiente información ya que le proporcionará muchos detalles acerca de cómo gestionar correctamente su dinero y evitar problemas a la hora de pedir un préstamo a corto plazo. Una de las mejores formas para ajustar tu presupuesto mensual es ahorrando una pequeña cantidad de dinero cada mes, incluso si tu salario es muy pequeño. Una parte de su salario mensual se gastará en comida, los pagos de su vivienda y cualquier otro gasto básico que su persona precise, pero una pequeña parte se guardará a un lado para cualquier problema que pueda surgir en el futuro. Por otro lado, no es bueno siempre estar realizando préstamos a corto plazo para comprar caprichos o cosas simples, es importante que los utilices únicamente en caso de emergencia. Un préstamo a corto plazo como los que ofrecen wonga.es le puede ser de gran ayuda, pero si es usado con prudencia. A la hora de pedir un préstamo a corto plazo, usted debe considerar muchos aspectos para poder asegurarse de que está haciendo lo correcto. Por ello le presentamos varios de los puntos a estudiar cuando se intenta pedir un préstamo de calidad a corto plazo. Fiabilidad Primero de todo deberá comprobar la información que esté relacionada con dicha empresa como los comentarios que hace la gente acerca de la empresa, ya que si tiene muchos votos positivos y comentarios de clientes satisfechos, usted puede estar seguro que está recibiendo un préstamo de una compañía seria. Préstamos a su medida La segunda cosa que tiene que buscar a la hora de pedir un préstamo es ver que la compañía tenga préstamos que se ajusten a tus necesidades. Únicamente usted sabe los días que necesitará para poder devolver la cantidad de dinero prestado más los intereses que tiene el préstamo en si por lo que tendrá que encontrar aquella opción que le resulte más cómoda y ventajosa para usted y sus necesidades. Nunca se pase de la fecha de pago Para evitar problemas con la compañía prestamista, intente evitar devolver el dinero después de la fecha acordada como se puede ver en esta página. Escoja correctamente los días que precisa para devolver el dinero y de esta forma evitará problemas innecesarios. Como hemos visto, los préstamos a corto plazo ofrecen muchas ventajas para aquellas personas que necesitan un empujón económico ya que se ajustan a las necesidades de cada uno. Pero como hemos recalcado en varias ocasiones, es importante que antes de solicitar un préstamo esté seguro de todos los aspectos que envuelven a este tipo de préstamos.

jueves, 20 de febrero de 2014

Conoce a la persona que te ayudará a lograr todo lo que siempre soñaste


¿Te has parado a pensar cuántas de las cosas que hacemos en la vida dependen de ti? Stephen Covey, experto en liderazgo, hablaba de un ratio 90-10. El 90% de las cosas que hacemos dependen de nosotros, frente a un 10% que no. No es una mala cifra... La buena noticia es que sobre ese 10% tenemos el control y depende exclusivamente de nosotros cómo lo afrontamos.

La pregunta es: ¿Eres responsable de lo que haces en tu vida? Solemos echarle la culpa al entrenador por no ponernos "lo que debería" o al árbitro por no tomar "la decisión correcta" y pocas veces miramos hacia dentro para examinar qué es aquello que podemos hacer y no estamos haciendo.

Mientras nos quejamos, nos convertimos en víctimas que centramos nuestra atención en lo que nos preocupa. Muy diferente a asumir toda la responsabilidad y empezar a ocuparnos en lo que realmente podemos. Mientras me preocupo y me quejo porque el entrenador no me pone, tiendo a entrenar menos. Ocupándome puedo entrenar más, hablar con él y pedirle, con respeto, qué necesita de mí o, simplemente, entrenar 10 veces más duro.

Mientras me preocupo y me quejo porque el árbitro no acierta, me salgo del partido. Ocupándome puedo estar presente en cada minuto del juego y, sabiendo que no puedo controlar las decisiones del juez del partido, sí depende de mí centrar toda mi atención en mí, mis compañeros y lo rivales.

Así, al final del partido o de la temporada, podré decir que a pesar de las decisiones externas, di lo mejor de mí y me ocupé. Porque estando dispuesto a hacer solo lo fácil, lo normal es que la mayoría de las cosas me resulten difíciles. Ahora bien, dispuesto a hacer lo que sea duro, las cosas acaban convirtiéndose en fáciles.

Y disfrutar del deporte puede resultar fácil o difícil. De ti depende.

sábado, 15 de febrero de 2014

La empresa: ¿el problema o la solución a problemas?


De un tiempo a esta parte las empresas ‘modernas’ se venden como una manera de resolver problemas. Si antes el triángulo misión, visión y valores se movía alrededor de la excelencia y la satisfacción de necesidades de los clientes, ahora la empresa busca nuevos bebederos. Y ha encontrado uno que parece destinado a ser el santo grial mientras dure la fiebre. La empresa se presenta como la vía para resolver un problema. Y si el problema tiene hondas raíces sociales, mejor. En esta línea podéis leer a Raúl Tabarés en Innpulsos: La mejor forma de crear una empresa es solucionar un problema. Lógica aplastante.

Que esta manera de entender la empresa ha alcanzado notoriedad es evidente. Michael Porter tiene ya su charla TED para explicar por qué la empresa es la mejor manera de resolver esos problemas sociales. Tenéis el video más abajo. Entre otras cosas insiste mucho en la escala. Una ONG, una organización social no son capaces de acceder a los recursos que hacen falta para ampliar el foco y crecer, mientras que una empresa está diseñada para eso.

Los problemas, fuente de negocio. Nada de resolverlos sin esperar nada a cambio. Esto es de tontos. Y como dice la publicidad de una de esas grandes cadenas de tiendas de centro comercial, ‘yo no soy tonto’. La empresa no es tonta. ¿Dónde se puede pescar? Pues allá vamos, a por peces.

Surge así un nuevo tipo de empresa, que basa su prestigio y su ascendencia ante la gente porque es capaz de resolver problemas. Eso sí, tienen que hacer negocio porque si no, no hay empresa. Pero ven en el negocio la forma en que resolver la injusticia. Cómprame un par de zapatos, que destinaré otro tanto para que gente del tercer mundo pueda calzar otros. Eso es TOMS. ¿Cómo no comprarte entonces esos zapatos que ofreces? Sería un desalmado si se los compro a la competencia.

Y al mismo tiempo, ¿acaso no es positivo que alguien tenga esa visión del mundo? ¿Por qué no va a contribuir a resolver un problema con su empresa? ¿Quién soy yo para poner en duda esa loable intención? No, no es fácil situarse en este mundo paradójico. ¿ Hay que empresarializar la solución de problemas? Las modernas loas al emprendizaje juegan mucho en este terreno porque proporcionan motivación extra a quienes quieren poner en marcha negocios con sentido social.

Cierto tipo de empresas, todos lo sabemos, son el problema. Lo que está pasando ahora con las eléctricas, ¿qué es sino una evidencia de que están para ganar dinero? ¿Qué esperan los accionistas de las empresas en las que invierten? Ganar dinero. Eso son (también) las empresas. Pero ahora otro cierto tipo de empresas se nos presentan como la solución a los problemas. No son el problema, son la solución. Y ambos modelos conviven: quienes son problema y quienes parecen ser solución.

Cuidado con el marketing. Que ya veo cómo le brillan los ojos para transformar empresas-problema en empresas-solución. Y miedo da.

lunes, 10 de febrero de 2014

7 pasos para aprender a delegar


Para avanzar necesitas ceder algunas responsabilidades y tener presente que no existe una única forma de hacer las cosas.

Delegar es tan difícil para los emprendedores, como decir la verdad lo es para los políticos. ¿Por qué? En primer lugar, por hábito. Creamos negocios desde cero, hacemos de todo, desarrollamos una forma de hacer las cosas en la que creemos, y luego descubrimos que los hábitos son difíciles de romper. Nadie hará las cosas exactamente de la misma forma que tú.

Jay Van Andel, cofundador del gigante Amway Corporation, me impresionó hace varios años con un discurso llamado "Delegar o Estancar". Claramente, el sistema de Amway está basado en la multiplicación de los esfuerzos: una persona aprendiendo ciertas habilidades, que después las replica una y otra vez. Y Jay y su socio, Rich DeVos, tenían un negocio que crecía rápidamente. Para mantenerse a la delantera, constantemente delegaban y se reemplazaban. Lo que Jay me dejó claro es que la única forma de avanzar en cualquier negocio es seguir delegando.

Pero hay más de una forma de estar en lo correcto. Brendan Suhr, entrenador de los Detroit Pistons durante sus años de campeonato en la década de 1980, una vez me dijo: "¿Sabes cuántos entrenadores hay en la NBA? Bueno, pues al menos existe ese número de veces diferentes de estar en lo correcto, porque cada uno de ellos piensa diferente". Y su punto es válido: No puedes delegar si crees que hay una sola forma de hacer las cosas bien.

Generalmente, suficientemente bueno es suficiente. Déjame darte un ejemplo. Tenía un socio de negocios, una persona clave en mi empresa, que tenía una obsesión sobre cómo se empacaban las cajas. Cuando nos íbamos a seminarios de una semana de duración, en lugar de atender a una serie de responsabilidades importantes, él regresaba al departamento de envíos por horas a hacer el trabajo de un empacador. Debo admitir que sus cajas eran una obra de arte. Estaban empacadas con mucho cuidado, firmes en las esquinas, sin ningún doblez. Todas las etiquetas estaban derechas. Sin embargo, desde que se fue, mis empacadores han enviado cientos de cajas. No tan bien empacadas, pero todas y cada una de ellas ha llegado a su destino. El producto estaba bien y el resultado era el mismo. A veces, suficientemente bueno es bueno.

Muchas cosas pueden delegarse a personas que no lo harán de la misma manera que tú, probablemente no tan perfectamente, pero que al final tendrán el mismo resultado. Todas y cada una de esas cosas deben ser delegadas. De hecho, tienes que delegar. No puedes avanzar sin delegar algunas responsabilidades y tareas para hacer espacio para otras nuevas y más valiosas.

Hoy, hacerlo es más fácil que nunca. Puedes delegar a contratistas independientes, freelancers y vendedores. El outsourcing es la palabra clave de la actualidad. Y lo es por una buena razón. Además, si tienes personas a tu alrededor que son inteligentes y talentosas, debes darles constantemente responsabilidades nuevas y emocionantes, y hacer que ellos a su vez deleguen.

Para dominar el arte de la delegación, te comparto un proceso de siete pasos:

1. Define qué es lo que necesita hacerse.

2. Asegúrate que la persona a quien delegas la tarea entienda perfectamente qué necesita hacer.

3. Explica por qué necesita hacerse mientras pides que se haga.

4. Enseña cómo debe hacerse, sin micro-administrar.

5. Asegúrate que la persona entienda el proceso de cómo hacerlo.

6. Establece una fecha para que se termine o presenten progresos.

7. Asegúrate que exista un acuerdo en la fecha u hora y método de entrega.

Resistir a la tentación de micro-administrar requerirá de fuerza de voluntad. Una de las razones por las que abandoné las oficinas de mi negocio y empecé a trabajar desde casa cuando me fuera posible, es porque cuando iba a la oficina me sumergía a interferir y criticar, y a meter mi nariz en todas partes, al grado que arruinaba la productividad de todos los demás. Actualmente, casi nunca estoy ahí. De hecho, paso prácticamente todo mi tiempo en mi casa, que no está ni en la misma ciudad donde se ubica la mayoría de mi equipo.

Esto no es ciencia espacial, aunque sí requiere de paciencia. Pero invertir tiempo en hacerlo mejor y logrando que las personas a tu alrededor respondan a ello es la única forma de avanzar y de liberarte para hacer cosas más valiosas para tu empresa.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Mi amor... ¿y si trabajamos juntos?


A veces, fruto de la necesidad económica, la visión de una oportunidad de mercado o simplemente la voluntad y pasión por lo que se hace, se toma la decisión de aceptar riesgos, de ingresar al ruedo y convertirse en empresarios. Durante este proceso es usual que la pareja de uno esté cerca, apoyando las decisiones, alentando en momentos de duda y trabajando duro para "vender" y hacer funcionar el reciente sueño empresarial. Ante esto, no suele pasar mucho tiempo antes de que la pregunta de los sesenta y cuatro mil ocurra: "Mi amor... ¿y si trabajamos juntos? ¡Es la oportunidad de crear nuestro propio negocio familiar!".

Antes de dar el sí y embarcarse en un proyecto en pareja, hay que pensar y reflexionar sobre el impacto que esta decisión puede tener tanto en la relación de pareja como en la de trabajo. Trabajar tiempo completo con el "alma gemela" de uno puede ser peligroso si no se establecen las condiciones idóneas para ganar-ganar, si no se tiene claro qué se quiere construir juntos (sueño compartido) y si se carece de la pasión necesaria para "sacrificarse" sin reprochar a otros o sentirse acabado. Al final de cuentas, uno tiene la libertad de elegir las cadenas a las que desea atarse; es una decisión personal. Hay que elegir bien y medir consecuencias.

Un sueño compartido
Una pareja tiene lazos afectivos saludables cuando sus integrantes pueden llegar a un buen acuerdo entre lo que cada uno de ellos, como individuos, desea y necesita, y sobre lo que como pareja ambos aspiran construir. Lo anterior implica arduos procesos de comunicación y negociación donde ciertos gustos, convicciones o comportamientos serán modificados o compensados, y otros serán respetados por ser irrenunciables. Las ilusiones personales y profesionales son ese tipo de temas no negociables.

Y, aunque en nuestra cultura se nos ha enseñado desde niños que hay que respaldar a "nuestra media naranja", la relación afectiva puede pender de un hilo si se fuerza una relación laboral cuando no se está satisfecho con el proyecto empresarial. Por ello, solamente se debe acceder a colaborar con la pareja cuando se tienen sueños de negocio afines, cuando exista una fuerte pasión por el proyecto común y cuando se tiene certeza de que se desarrollará el propio potencial. Se deben evaluar las personalidades de cada uno y analizar si "encajan" no solo como pareja, sino como socios o colaboradores; y si se puede "construir" más que "destruir" en estas esferas.

Hay que preguntarse: ¿por qué quiero trabajar con mi pareja? ¿Por qué en este negocio? ¿Qué pretendo alcanzar profesionalmente con esto? ¿Qué podemos hacer juntos que solos no podamos lograr? Se debe ser honestos y no inventar argumentos... "Porque me necesita" no es una opción válida... La respuesta debe ser: "Porque me apasiona y me siento realizado".

Separar para unir
Además, ambos deben tener la lucidez suficiente como para diferenciar entre la relación de pareja, o sea, el proyecto de vida que los une; y la relación de trabajo, es decir, el proyecto de negocio en el que colaboran. El ser "almas gemelas" no necesariamente implica que sepan y que deban trabajar juntos. De hecho, el error más común es no dimensionar los roles que se desempeñan en cada ámbito y no establecer los límites claramente. Llevar las discusiones de trabajo a la casa y los temas de la casa/pareja al trabajo puede convertirse en "una bomba de tiempo" y generar conflictos de pareja que tarde o temprano se verán reflejados en la operación del negocio.

Adicionalmente, tener claro la extensión de tiempo que se quiere asumir este compromiso también determina el éxito o fracaso de la relación familiar y empresarial. Por ejemplo, existen casos en que algunas parejas han establecido desde el momento en que inician a trabajar juntos, que al momento de cambiar sus prioridades, estos adaptarán sus roles en la organización o saldrán de ella. Es así como algunas mujeres deciden que cuando nazcan sus hijos tomarán una licencia y se comprometerán a ser madres de tiempo completo, mientras otras buscan esquemas de trabajo más flexibles que puedan apoyarlas a balancear temas familiares y profesionales. Cualquiera que sea el caso, lo importante es que no sea una decisión que tome por sorpresa, y que haya sido conversado antes de comenzar a construir una empresa juntos.

Finalmente, es importante que antes de aceptar (o no) colaborar se aclaren puntos relevantes sobre la relación de trabajo y depareja. Ejemplos de estos son: ¿quién manda a quién?, ¿en qué áreas podré decidir?, ¿se respetará mi decisión? Conocer qué orden impera, bajo qué circunstancias y cómo se llevará a cabo la toma de decisiones facilitará la convivencia y el trabajo en equipo. De la misma forma, a nivel de pareja hay que explorar cuestiones como: ¿qué pasará si nuestra relación afectiva termina?, ¿seguiremos trabajando juntos?, ¿cómo nos repartiremos la propiedad del negocio en caso de separación?

Plantear hipotéticamente "situaciones críticas" ofrecerá la oportunidad de visualizar un futuro incierto, de asentar reglas compartidas cuando se está "de luna de miel" –es decir, cuando se está ilusionado con el proyecto familiar y empresarial–, y a prevenir el conflicto que pudiese generarse cuando la relación personal o profesional está desgastada y existe una inmensa carga emocional. Más vale prevenir que lamentar.

¡Se debe ser sincero con uno mismo y con la pareja! Aprender a cumplir los ideales y pasiones personales y profesionales, a comunicarse, a negociar, a clarificar roles y a establecer las reglas del juego. Y, si el sueño empresarial no es compartido, ¡qué mejor que seguir apoyando "desde cerca" (pero fuera) a "nuestra media naranja"! Esto evitará reproches tardíos. Frases como "sacrifiqué mi carrera profesional y personal por este negocio" no suelen unir, sino dividir.